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Solamente unidos como peruanos, saldremos adelante

¿Qué hemos aprendido hasta ahora en este boletín?

Vivimos en un país rico en recursos naturales y en el ámbito cultural, siendo estos uno de los tantos aspectos por los cuales el Perú destaca en el plano internacional. Sin embargo, desde hace siglos, la tierra de los incas ha acarreado un grave problema que ha truncado su camino hacia el desarrollo socioeconómico y la igualdad social: el fenómeno de la centralización. Un fenómeno que se fue gestando desde la conquista española con la aniquilación de los centros de poder andinos, y el surgimiento irremediable de Lima, como el núcleo político y económico de la futura nación. A lo largo de las etapas colonial y republicana, el país atravesaría por una serie de proyectos y reformas fallidos que chocaban contra los intereses de las élites dominantes. El fracaso conllevaría a procesos sociales como la migración del campo a la ciudad a partir de 1940, fenómeno que incluiría por primera vez al hombre andino en la sociedad limeña. En las décadas posteriores, el fracaso de la reforma agraria velasquista y la violencia de los grupos subversivos de la década de 1980, motivaría a la reflexión política, y al planteamiento de reformas administrativas. Una tendencia que culminaría con la instauración de los polémicos gobiernos regionales, en el año 2002. Así llegamos a una actualidad en la que Lima concentra aproximadamente 12 millones de habitantes, mientras que las demás ciudades importantes como Arequipa, Trujillo y Chiclayo apenas rozan el millón. Entre tanto, la provisión de servicios básicos es deficiente a nivel regional, y la actitud de la población limeña hacia el hombre andino es marcadamente racista. A pesar que antes se dijo que la migración del campo a la ciudad llevó a la inclusión del hombre andino al territorio limeño, esto no se traduce en una aceptación de esta cultura. Asimismo, los actores políticos también influyen negativamente, priorizando intereses personales y la formación de partidos personalistas que sirven únicamente como plataforma política, y no como voceros de nuevas ideas que apoyen a la descentralización. Por otra parte, la “Ley de cuotas indígenas” (inclusión de una cantidad mínima de políticos indígenas en listas electorales) no cuenta con un respaldo mayoritario que garantice su futura aplicación a nivel nacional. Para cerrar esta revisión preliminar, se puede afirmar que el papel de los actores políticos y sociales es clave para entender la gravedad de la centralización: no es solo un problema institucional, sino que es estructural.

"Algunas de cal, otras de arena":

Luego de haber realizado esta exhaustiva investigación sobre la problemática de la centralización se pueden rescatar diversas conclusiones. En el ámbito positivo, es notable que en los primeros años del siglo XXI se han venido realizando ciertos avances en proyectos de infraestructura y descentralización. Destaca también el rol que tiene el hombre provinciano como gestor autónomo de su propio progreso, al rebelarse contra el papel que le inculcó el estado por generaciones. Esto, mediante la migración a la ciudad y su desarrollo personal desde cero. Por otro lado, nos parece reprochable la visión egoísta y sesgada hacia las provincias, que tuvo el estado peruano a lo largo de su historia. Una visión que, si bien concentraba el poder en Lima, a la postre, terminó por desbordar la capacidad poblacional de esta ciudad, luego del boom migratorio. Con el crecimiento de la población, vino también el de la inseguridad, la informalidad, y el de la pobreza. Estos indicadores pueden ser asociados frecuentemente con los migrantes por muchos limeños de a pie, sin embargo, esto se limita a ser más un prejuicio que una opinión realista y justificable.

Nuestro mensaje para la posteridad:

Es por ello, que la búsqueda de un pensamiento crítico ético sobre la diversidad cultural de nuestro país es nuestra prioridad. Consideramos que así convenceremos a nuestra audiencia de creer en el Perú, en sus recursos, y su gente, ya no como un país delimitado por fronteras en mapas oficiales, sino como una nación que vela por la igualdad de oportunidades para todos sus ciudadanos. Una nación que no trabaja en función a un único núcleo urbano, sino que optimiza al máximo las cualidades de cada región y los que habitan en ellas. Porque todos somos peruanos, y solamente unidos saldremos adelante.

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Arriba: Edición matutina de El Comercio , perteneciente al martes 24 de junio de 1969. En aquel día se puso en marcha a nivel nacional, la Reforma Agraria de la dictadura del Gral. Velasco Alvarado. Una medida que aún cincuenta años más tarde, suscita acalorados debates entre defensores y detractores. Lo que se puede decir con total seguridad es que con esta iniciativa, el régimen velasquista buscaba por primera vez en la historia peruana,  promover el desarrollo socioeconómico de las comunidades tradicionalmente discriminadas. En pocas palabras, descentralizar las oportunidades sociales.  Imagen: Archivo de El Comercio.

Abajo: Los símbolos de todos los partidos políticos que llegaron a participar en las Elecciones Generales de 2016. Salvo Acción Popular (fundado en 1956), y los integrantes de la extinta "Alianza Popular", el APRA (1924) y el PPC (1966), ninguno de los partidos aquí presentes contaba con una antigüedad mayor a diez años. Este dato refleja el carácter personalista e improvisado de muchas de estas organizaciones. Imagen: El Regional de Piura.

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Abajo: Sede del Gobierno Regional de Huancavelica, ubicada en la ciudad del mismo nombre. En el 2014, al presentarse los estados financieros del año anterior, Huancavelica fue una de las trece regiones, cuyo registro de cuentas presentó diversas irregularidades. Esto es alarmante si tenemos en cuenta que a la fecha, este departamento continúa siendo el más pobre del Perú. Imagen: Correo.

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